martes, 15 de enero de 2008

Parque nacional Laguna del Laja

Las fiestas de fin de año y el ajetreo propio de este mes, me dejaron fuera de las pistas por un tiempo, pero el nuevo año hay que comenzarlo como corresponde. Es de esta forma que acomode mis aperos y me encamine rumbo a Antuco para conocer esta parte de la majestuosa cordillera de los Andes y su espejo de agua llamada “Laguna del Laja”.

Como es habitual mi recorrido comienza en Concepción, serian aproximadamente 500 kilómetros los que recorrería, principalmente por carreteras asfaltadas, de todas maneras y muy bien dicho por alguien, “la aventura solo comienza cuando termina el asfalto”

El viaje por carretera fue relativamente rápido, considerando que soy el propietario de una fiel GXT 200, me mantuve rondando los 100K/h a unas 7000 RPM. Realice solo una detención hasta llegar a Antuco, principalmente marcada por la autonomía tanto de combustible para mi niña como cargar energías en mi estomago. El lugar elegido fue Huépil, ciudad situada a unos 80 kilómetros antes de Antuco. No tome fotografíaspuesto que realmente no hubo nada que mis ojos quisieran enmarcar, preferí guardar batería para mas adelante.

Desde la laguna nacen grandes canales de regadío y se alimentan represas para la obtención de energía eléctrica, las cuales pensaba visitar pero "Endesa" no compartió mis intenciones, una lata no poder contemplar las maravillas arquitectónicas ubicadas en medio de la cordillera. Me tuve que conformar con solo ver lo que la carretera me permitiera.






























Desde el camino mi destino se veía lejano pero no menos impresionante, la figura del volcán Antuco mostraba su hermosura y gallardía aun desde la distancia.
Antuco es un pueblito relativamente pequeño, con una plaza muy pintoresca y llena de árboles nativos, esta coronada por una fuente "sin agua" y en una de sus esquinas se encontraba ana embarcación que al no tener una leyenda no supe que es lo que hacia en ese lugar, pero en fin estaba allí y aunque a mi gusto no cuadraba con la zona, cumplía en parte con su supuesto objetivo “adornar el lugar”.
Me llamo mucho la atención la nueva construcción del Liceo Víctor Ríos Ruiz, realmente una edificación digna para los estudiantes de este país, se enmarcaba perfectamente con la zona geográfica, simplemente hermoso.
Continué mi viaje acercándome cada vez mas al volcán.
Llegaba la hora de dejar el pavimento, baje la presión de los neumáticos y comencé el ascenso hacia la cordillera, riachuelos y pequeños saltos de agua adornaban el camino, el verde de los árboles y plantas se iban entremezclando con la aridez de la roca, piedras y arena producidas por erupciones volcánicas centenarias.














La belleza de los paisajes chilenos es simplemente magnifica.

La llegada al parque estaba marcada por el inconfundible letrero de la CONAF, desde ahí hacia arriba el camino bordea el rió Laja, la vegetación se hace cada vez mas escasa.

Una pequeña línea de compuertas canalizan el rió para dirigirlo a una toma de agua para la generación de electricidad y regadío.






























La estación del guarda parques, nos dice que estamos próximos a divisar la laguna, desde este momento en adelante la vegetación comenzará a desaparecer abruptamente.


Las fotos no logran captar toda la belleza de la laguna y sus alrededores, si bien es cierto lo que rodea la laguna no es mas que piedras y arena, es una muestra de lo variada que suele ser nuestra flora y a los ojos de quien relata es simplemente maravillosa.




Me encuentro a los pies del volcán Antuco, se levanta imponente delante de mis ojos y su reflejo juega tímidamente con mi “niña”.

No se si será o no curioso, pero nunca imagine encontrarme con una barcaza en plena cordillera.


Los turistas no pierden la oportunidad de recorrer la laguna en sus botes.


Decido continuar rodeando la laguna con la intención de llegar al regimiento “Los Barros”, recordando el rumbo que tomaron los llamados “Héroes de chile”, un grupo de soldados conscriptos que sacrificaron sus vidas en post de cumplir una orden emanada de sus “superiores”…me siento impotente de tan solo recordar lo ocurrido.



Son mas de treinta las lapidas con las que me topo en el camino, escrituras de familiares, y recuerdos puestos en ellas. Aunque pareciera estar en el fin del mundo, me llama profundamente la atención el hecho de que muchas de las animitas están adornadas con flores frescas.





En medio de la aridez del terreno, logro captar los únicos árboles que encuentro en el camino.



Me encuentro en el otro lado del volcán, es su cara fría, lo que explica el hielo presente en sus laderas, espere mucho rato para poder fotografiarlo ya que las nubes cubren su pico. El tiempo se me hace estrecho y deberé resignarme a no haberlo podido ver completo.



Luego de llegar a escasos kilómetros de la frontera con Argentina, decido emprender mi regreso, el viento cordillerano es fuerte pero en esta época del año se hace muy gratificante.
Ha sido un día muy agotador, son las 6 PM y mi estomago me recuerda que hace muchas horas que no como nada, comienzo el retorno y a la salida de Antuco me topo con el Restoran Cabañas “Casona de Angélica”, al entrar se aprecia un tanto desolado, con aires de estar en el termino de un comodato, el hambre se apodera de mi y sin pensarlo pregunto si tienen algo de comer, el joven que se ha asomado contesta rápidamente “si señor, solo tendría que esperar unos minutos, pero no se arrepentirá”. No lo pensé mucho y decidí aceptar su oferta, me saque los atuendos, me lave y mientras preparaba la mesa, me fume un cigarrillo sentado en una silla plástica bajo unos árboles ubicados fuera del local. A los 20 minutos el joven me llama y me dice que esta lista la mesa. Los utensilios eran de greda, una fuente ovalada contenía una apetitosa y fresca ensalada, pan caliente, ají y algunas especies completaban el panorama. Me senté, partí un trozo de pan y cuando pretendía llevármelo a la boca el joven me interrumpió diciendo “si se come el pan no tendrá espacio suficiente en su estomago para comer lo que se le esta preparando”. En pocos minutos mas me traen un posillo con arroz humeante y graneado y junto a él una olla de greda con diversas carnes guisadas en salsa de solla mezclada con zapallo italiano, manzana, guindas y avellanas tostadas, el aroma que emanaba era realmente exquisito. Tenia mucha razón el joven al aconsejarme no comer el pan antes de la comida. Al terminar mi almuerzo me traen un trozo de kuchen de fruta bañado en salsa de frutas, “su postre señor”, dice con vos calida el joven que me atiende.
El lugar se los aconsejo, la atención excelente, en menos de 30 minutos tenía todos estos manjares expeliendo sus exquisitos aromas. Del precio ni hablar, con bebida incluida, por la comida pague solo $3200, una ves mas se los aconsejo, no pueden pasar por Antuco sin probar la especialidad de la casa, el plato se llama “Saca Poncho”.





Me quedo una sola duda, no se para que se tomaron la molestia de traer pan caliente...ni siquiera lo probé.

3 comentarios:

Nazareo Jah-Nisi dijo...

Muy bonito viaje!!

yo lo hice el año pasado en marzo.

te dejo el links.
http://www.adach.cl/foro/topic.asp?TOPIC_ID=29806

saludos cordiales

Christian dijo...

Nazareo:
El relato de tu viaje, motivo en gran medida el yo que realizara el mío.
Salu2

FsalazarM dijo...

Amigo, me tope con tu blog y me puse a leer tus relatos y me parecen geniales. YO soy del sur pero estoy radicado en santiago y puchas q se echa de menos la majestuosidad sureña.
Te felicito por cada cosa q decides compatir en tu blog.
Una acotacion, la lancha q esta en la plaza de antuco es la antigua lancha q antes navegaba por la laguna laja, para evitar q se volviera chatarra decidieron dejarla como monumento.